viernes, 3 de abril de 2009

IMPACTO AMBIENTAL



El papel y los productos relacionados con él se elaboran a partir de fibras de
celulosa presentes en las plantas. Estas fibras pueden provenir de diferentes
vegetales: algodón, madera, paja de cereales, etc., pero actualmente la mayor parte
de la producción mundial del papel proviene de la madera. A la vez, un tercio del
total de madera procesada en el mundo se emplea para la fabricación de pasta
(Johnston, 1 996).
El consumo mundial de papel excede las 268 millones de toneladas por año (PPI, 1995). El rápido y mantenido crecimiento de la demanda de productos de papel ha
ido de la mano de una mayor escasez en la provisión de madera, provocando la
desaparición de bosques nativos con los consecuentes impactos sobre los
ecosistemas que forman parte de ellos.
1) Producción de pasta
Para fabricar papel es necesario separar las fibras de celulosa, que están
fuertemente unidas por lignina, y producir la pasta o pulpa. Esta puede producirse
básicamente a través de métodos químicos o métodos mecánicos.
En los métodos químicos, la madera es cocida en una solución de compuestos
químicos. Existen dos procesos principales: el método alcalino y el método del
sulfito; en general, ambos involucran el empleo de compuestos químicos en base a azufre y es la emisión de compuestos azufrados la que da a las papeleras el clásico olor a huevo podrido.
Método alcalino
Los principales procesos son el del sulfato o kraft y el de la soda cáustica. En ambos, se
realiza una cocción de las astillas o chips de madera en hidróxido de sodio, químico que se
regenera, en el primer caso, usando sulfuro de sodio y, en el segundo, usando carbonato
de sodio o soda cáustica.
El proceso kraft da lugar a una pasta marrón y produce emisiones tóxicas al aire, tales
como dióxido de azufre -entre 1 y 3 kg por tonelada de pasta (Greenpeace, 1 992). El
dióxido de azufre es uno de los principales responsables de la lluvia ácida y también del
olor a huevo podrido, que entre otros motivos, ha provocado que países como Alemania
prohibieran totalmente el proceso kraft. Las aguas residuales -licor negro- resultantes de la
cocción de la madera son muy contaminantes y a menudo son tratadas, depuradas y
recicladas para recuperar el sulfuro de sodio y la soda cáustica. En los efluentes líquidos
se liberan restos de celulosa que se depositan en los fondos acuáticos acabando con la
vida existente en ellos- y que son responsables de la alta demanda biológica de oxígeno
(DBO) -por parte de los microorganismos que degradan las fibras- sofocando todo vestigio
de vida alrededor de los caños de descarga. Parte de estos problemas disminuyen si los
vertidos se someten a tratamientos biológicos. Las sales de aluminio empleadas para
purificar el agua procesada son altamente tóxicas para ciertos peces. También puede
haber contaminación adicional del aire si los residuos de la fabricación de la pasta son
incinerados.
Método del sulfito
Existen varios procesos, pero todos generalmente involucran la cocción de las astillas en
compuestos de sulfito. Este proceso produce una pasta más clara, débil y suave. Al igual
que el pro.-eso kraft, el del sulfito en general permite el reciclaje de los químicos
empleados, pero la eficiencia de recuperación del ácido sulfúrico es menor que la de la
soda cáustica. Se liberan alrededor de 5 kg de dióxido de azufre por tonelada de pasta
producida (Greenpeace, 1 992).
En los métodos mecánicos, las fibras celulásicas se desgarran usando
procedimientos mecánicos.
El método de fabricación de la pasta es más eficiente que los anteriores en cuanto a la
cantidad de pasta producida por unidad de madera empleada. La calidad de la pasta es
menor y se usa principalmente para imprimir diarios o guías telefónicas. Las fábricas de
pasta mecánica vierten resinas ácidas altamente tóxicas. Estas sustancias, a pesar de que existen también en la naturaleza, son difíciles de degradar y las fábricas de pasta
mecánica requieren tratamientos biológicos bastante sofisticados. Pero, estas industrias
no emiten compuestos de sulfuro.
2) Blanqueo de la pasta
Con el objetivo de producir celulosa blanca pura, la pasta química es blanqueada
con removedores de lignina. La pasta mecánica -que por definición contiene
grandes cantidades de lignina- se aclara usualmente con peróxido de hidrógeno
que cambia la estructura de la lignina y altera el color, pero no la elimina.
En las tecnologías convencionales de blanqueo de la pasta química, la lignina se
degrada y remueve con la ayuda de gas cloro (Cl2). La pasta se blanquea luego en
varias etapas que emplean dióxido de cloro (ClO2) e hipoclorito de sodio (lavandina,
NAOCI).
La industria del papel emplea anualmente alrededor de 3 millones de toneladas de
cloro para blanquear la pasta (Martin, 1 993). Como este gas es extremadamente
reactivo, se combina con la materia orgánica de la pasta y produce miles de nuevos compuestos conocidos como organoclorados.
El empleo de cloro como agente blanqueador ha creado problemas de
contaminación y de salud para trabajadores y consumidores. Del total de
compuestos organoclorados formados durante el proceso de blanqueo y presentes
en los efluentes de una fábrica de pasta, apenas se han identificado 300
(incluyendo dioxinas, furanos, clorofenoles y bencenos clorados) (Bonsor, 1 989).
Los compuestos identificados apenas conforman el 1 0% del total de
organoclorados de los efluentes; la mayoría, por lo tanto, sigue siendo un misterio.
Muchos organoclorados resisten la degradación natural y se acumulan a través del
tiempo en el ambiente. Se han encontrado compuestos organoclorados
provenientes de las plantas de pasta y papel en los sedimentos, en las aguas, en
los organismos vivos, en el aire y en los mismos productos de papel. Se han
encontrado dioxinas en papel de cigarrillos, tampones, pañales, filtros de café y
cartones de leche blancos (Rappe, 1 990).
Mundialmente, las industrias papeleras son las principales fuentes de compuestos
organoclorados a los cursos de agua. Estos compuestos afectan la vida acuática y
se almacenan en los tejidos grasos de los organismos, bioacumulándose a lo largo
de la cadena alimentarla. En los seres humanos provocan trastornos de los
sistemas inmunológico, nervioso y reproductor. Entre los organoclorados
identificados hasta ahora en los efluentes existen también numerosos compuestos
cancerígenos y mutagénicos. La Agencia de Protección del Medio Ambiente de
EEUU, por ejemplo, ha estimado que para la gente que consume pescado
contaminado capturado río abajo de la descarga de una papelera que blanquea con cloro, el riesgo de contraer cáncer es de 1 en 50 personas (USEPA, 1 990).
También existen estudios que han encontrado un aumento del riesgo de contraer
cáncer entre los trabajadores de las papeleras (Hogstedt, 1 990).
Antes de verter los efluentes, algunas plantas emplean tratamientos biológicos.
Estos son efectivos para tratar materia orgánica -los restos de la madera- que se
puede degradar fácilmente. De hecho, todas las fábricas deben aplicar este tipo de
tratamientos, pero ellos no son eficaces para la destrucción de los organoclorados
(70% permanece).
Gobiernos y órganos de control de la contaminación del agua que han reconocido los problemas de los efluentes de las industrias papeleras.
Las provincias canadienses de Ontario y Columbia Británica han decidido que las papeleras deben eliminar totalmente las descargas de organoclorados para el año 2002.
Para el año 2000, Suecia ha establecido el objetivo de terminar con todas las descargas
tóxicas provenientes de las papeleras.
La Asociación de Salud Pública de EEUU ha llamado al establecimiento de "reducciones
progresivas y mensurables tendientes a la eliminación del uso de blanqueadores en base a cloro en la industria papelera".
21 países miembros del Convenio de Barcelona sobre el Mediterráneo han acordado eliminar las descargas de sustancias tóxicas, persistentes y bioacumulativas, particularmente los organoclorados. 1 3 países y la Unión Europea, miembros de la Comisión de Paris sobre el Noreste Atlántico han acordado eliminar las descargas de sustancias tóxicas, persistentes y bioacumulativas, particularmente los organoclorados.
La Comisión Internacional Conjunta sobre los Grandes Lagos ha llamado a la eliminación
gradual de todos los usos de cloro como insumo para la industria.
3) Producción de papel
La pasta es secada y transportada a una fábrica de papel, excepto de que se trate
de plantas integradas donde se produce tanto pasta como papel. Allí se fabrican
los distintos tipos de papel, mezclando la pasta con diversos aditivos y formando las
hojas.
La necesidad de reciclar
El consumo anual de papel en la Argentina era, en 1 991, de 33,7 kg por persona
(PPI, 1 992) y se estima que actualmente es superior a 42kg. En EEUU es de 303
kg per capita, mientras que en India y China esa cifra se reduce a 3kg (PPI, 1 994).
Es inaceptable que tamaño empleo de recursos acabe en el relleno sanitario o en el
basural, sin permitir que aquellos se puedan volver a utilizar. Cuando se trata de
productos de papel descartabas, el despilfarro es todavía más evidente. De hecho,
a nivel internacional, más del 40% de toda la pasta de papel elaborada se usa para
packaging (Greenpeace, 1 992).
En 1991, el Instituto de Ingeniería Sanitaria de la Universidad de Buenos Aires
realizó una investigación que dio como resultado que el papel corresponde al 1
7,42% en peso de la basura generada en Buenos Aires. Es previsible que el
contenido de papel en la basura de nuestras ciudades siga aumentando; en los
países industrializados, aproximadamente el 60% del material desechado es papel
o cartón (Kane, 1 996).
¿Para qué reciclar el papel?
La respuesta es simple: para limitar el consumo desenfrenado de madera, disminuir
considerablemente el volumen de los desechos, reducir las emisiones
contaminantes y ahorrar agua y energía. A nivel mundial, la industria del papel
puede consumir hasta 4.000 millones de árboles cada año, algunos de ellos
procedentes de bosques primarios que no pueden sustituirse (Kane, 1 996). Para
fabricar la pasta, la industria vierte a los ríos 950.000 tm de organoclorados, emite a la atmósfera 1 00.000 tm de dióxido de azufre y 20.000 tm de cloroformo (Kane, 1996).
El papel sólo puede reciclarse al 1 00% entre 3 y 8 veces, según la calidad y el uso a que se destine, debido a la excesiva rotura de las fibras celulásicas (del Val, 1991). Los papeles de impresión y escritura, seguidos por el papel prensa, son los
que menos pasta recuperada contienen, y los cartones corrugados son los que más proporción contienen (del Val, 1 991).
Si bien en algunos ámbitos se argumenta contra el papel reciclado aduciendo que
éste tiene una calidad menor que el papel virgen, en los últimos años se han
desarrollado tecnologías para fabricar diversas variedades de papel reciclado de
alta calidad, haciendo difícil su identificación del papel fabricado de fibras vírgenes
(Kane, 1 996).
Para poder lograr un papel para impresión reciclado post-consumo de alta calidad,
sin tener que agregar un alto porcentaje de fibra virgen, es necesaria una buena
clasificación de los desechos de papel, de manera de mantener el papel de
impresión y blanco separado del resto.
El crecimiento del reciclaje de papel necesita que exista un mercado para el
material reciclado, pero frecuentemente el costo de los materiales vírgenes es
artificialmente bajo, lo que crea una barrera importante al reciclaje. A menudo, los
gobiernos subsidian el mercado de materiales vírgenes de manera de asegurar una provisión estable de estos materiales. Esto distorsiona los verdaderos costos de extracción.
Las políticas gubernamentales de compra y adquisición de bienes son esenciales,
al igual que la legislación que estipula que los consumidores deben usar un
determinado porcentaje de papel reciclado. El gobierno de EEUU, por ejemplo, es
el mayor comprador de papel del mundo y utiliza 300.000 toneladas de papel para
imprimir y escribir, lo que corresponde aproximadamente al 2% del mercado de ese país. El gobierno decidió en 1 993 que, hacia fines de 1 994, todas las compras de papel realizadas por sus organismos debían contener un 20% de material reciclado post-consumo. Para fines de 1 998, este porcentaje deberá ser del 30%. En otros estados de ese país también existen normas que estipulan el contenido mínimo de fibras recicladas que debe contener el papel de diario.
En Bélgica se ha impuesto una ecotasa sobre el cartón utilizado para envasar
alimentos. Esta tasa se devuelve si el cartón se fabrica a partir de materiales
reciclados.

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